25 feb 2018

HERO - CARMINA, nuevo poemario de Ricardo Rubio, por Amadeo Gravino



HERO - CARMINA, 
identificación emocional del lector


Hero - Carmina
Este libro se abre con una frase muy significativa de Thomas Carlyle: Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate…
Esta cita de Carlyle, (escritor tan valorado por Borges, cuyo libro sobre los Héroes leí con interés tempranamente en el local de la calle Méjico de la vieja Biblioteca Nacional), sumada a una nota liminar aclaratoria de Rubio, nos hacen notar que la intención del poeta será referirse al héroe de todos los días, a las permanentes batallas libradas en su devenir por el héroe de
todos los días, es decir el hombre común. Y lo hace apelando directamente a la poesía épica clásica, apelando a las estructuras formales de la canción de gesta tradicional, para mostrarnos en detalle las peripecias de esas batallas diarias de los seres anónimos quepueblan el mundo enloquecido que nos toca padecer.
Ricardo Rubio (2016)
Este es un trabajo serio que se va desarrollando sin trabas, con naturalidad desde el niño, sus primeras sensaciones, sus sueños, sus mitos iniciales, haciael incierto futuro que lo va envolviendo (¿lo va hundiendo?) en el tiempoposterior que lo llenará de desconcierto, fracasos y frustraciones.
Quiero hacer notar que resulta muy apropiada la riqueza de lenguaje épico y también la secuencia rítmica empleadas a lo largo de los distintos pasajes dela obra, ambas también densas y contundentes hasta el punto de lograr la plena identificación emocional del lector.                     

El texto de Ricardo Rubio, cuya lectura recomiendo, propone completar el libro de Carlyle sumando El hombre común a las figuras de Mahoma, Shakespeare y los otros héroes que originariamente lo integran. Y según entiendo, logra su propósito plenamente. Dejo mis felicitaciones para el poeta.


                                                                                                             AMADEO GRAVINO

                                                                                                                                     Buenos Aires, 1/1/2018

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Algunos poemas:




LA LUCHA INTERIOR DEL ADALID


Veo la oscuridad y no sé si la noche es la de afuera.
Todo se va cuando la mano injusta desborda la tarde,
se ahoga el sentido y se opaca el derredor.

La mentira es insolencia,
albur en vísperas de un abismo,
anticipo de una idea hecha pesadilla.
Estoy habituado a ese murmullo y el caos parece sensato, necesario, jubiloso;
En mitad de una canción surge el estrago y agita la zozobra.

Me atrevo a sonreír pensando en el destierro,
lo hago cada día.
Pretendo escuchar el silencio, 
navegar las ideas,
unir puntos luminosos en medio de la nada.
No elijo el lugar ni las vocales,
sólo tengo anhelos, deseos, ansias.

Cruzo las puertas de siempre soñando que una mañana
   podré con el día y el cansancio.
Puro follaje del intento.






LA LLEGADA DE UN TITÁN NO OFRECE RAZONES O SENTIDOS

La calle es un abismo, la boca de un engaño;
la recorro con disfraz de penitente.
Tizno la cara para fingir coraje,
para recordar el orden de la flema y el dolor de los retazos.
El modo de ver excita las chispas del deseo,
la razón ardiente las instiga a un derrotero sin fin.

(Improbables, el tú y el yo siempre serán parte de otra esfera.)

Aquí, la oscuridad deriva por el asfalto entre risas que nutren
   lo más tórrido de las conciencias.
Mi noche cruza lo incomprensible: la pasión, el arte, la osadía,
esas riendas traman un laberinto que la ciencia explica y no entiende;
y aunque insista en las vocales más allá de lo vano,
el tiempo las reúne en desechos, astillas, hiel de beber.

Hay inercia para cada razón impronunciable: musa, inspiración, aliño.
Broto de esa sed, la hago real,
la confirmo en cada grito aunque las horas
   arrecien la desolación del pulso cuando todo sale mal.

La expresión del espejo me devuelve tramos de biografía
   aislados entre mutilación y olvido,
traza la suma onírica, la ilusión, la razón del desvarío,
y descubre el núcleo de luto, la locura, el estertor,
la vibración de adentro.


 



NO SERÁ ÉSTE EL DÍA DE LA RUINA

                                             arenga

Hay hechos que quieren suceder,
palabras que ansían ser pronunciadas,
actos que demandan salir de idea.
Reclaman la presencia en el jurado,
en las partes ventajosas del trono;
con avidez buscan la dentellada:
                                           extirpar un desierto, borrar una frontera.


Nadie deja caer el arma que me mata,
todos eligen la batalla,
todos intentan derrotar el mito.
Cada filo busca una arteria, el símbolo, la efigie,
el as jamás vencido.

Soy un aprendiz que no eligió el cometido,
aún crezco en el primer hombre y me alzaré en el último,
entre almohadas de piedra y ranchadas de agua y sal.

Mientras el tambor repique
   y en los huesos corra un hilo de coraje aún latente,
el porqué de los pájaros en el aire avivará mis pasos,
dará sentido al paño de aquel niño que partió mil veces
y otras mil regresó para llegar más lejos.